sábado, 16 de diciembre de 2006

Confianza

Como ya se ha explicado antes, el seductor debe de tener en la mente la idea de que no va en busca de un “amor” sino que el propósito de la relación es obtener algún beneficio placentero, ya se sexual, monetario, social, etc. Esta concepción de que el “amor” no existe, te ayudará a tener éxito en la búsqueda de la correcta seducción, ya que, tomando a la otra persona como un objeto no indispensable, tu conciencia entrará en un alto grado de confianza en sí misma, y este elemento, es tal vez el más importante en la seducción.

La confianza en tu persona es uno de los elementos más importantes en la conquista de mujeres, ya que, por naturaleza, el sexo femenino busca en un hombre elementos como la superioridad, la seguridad y la fuerza. Además de que creas un ambiente de confortabilidad, en donde tú te colocas como el seleccionador y no el seleccionado y por lo tanto comienzas a tener el control de la relación, y esto como veremos después es algo muy importante
Uno de los principios básicos del seductor, es comprender de una buena vez por todas que el amor “no existe”. Este parece ser un tema demasiado complejo, pero esta hipótesis está sustentada en varias teorías semiológicas, sociológicas y psicológicas.

Según Charles W. Morris, en su libro “fundamentos de la teoría de los signos”, cualquier signo, como en este caso podría ser el amor, tiene tres componentes: Vehículo sígnico, lo que actúa como signo; designatum, aquello a lo que el signo alude; designata los efectos que se producen sobre el receptor del signo.

Supongamos que una persona te dice “te amo”, la ambigüedad de esta palabra nos remite a muchas cosas, como acostumbramiento a la persona, cotidianidad, dependencia, obsesión, etc. De esta manera la palabra amor no tiene un referente empírico, sino que ésta toma su significación dependiendo del contexto. Con los elementos anteriores podemos deducir que el amor no existe.
Desde el punto de vista psicológico social, el amor es descrito como la atribución de significaciones prototípicas, definidas por la sociedad, en donde mientras la persona se acerque más al las definiciones arquetípicas (estereotipos), sentirá una mayor atracción hacia el otro individuo. Con lo anterior podemos decir que el amor es una imposición de arquetipos sociales
A manera de introducción:

Una de las incógnitas más problemáticas que se presentan en las interacciones de los jóvenes en la actualidad, es la dificultad para encontrar un método apropiado para entablar una relación “amorosa” con la persona indicada. Este blog estará dedicado al estudio científico de las relaciones sociales entre jóvenes de 18 a 25 años, con el propósito de elaborar una serie de técnicas y estrategias funcionales acorde con las características de los principales prototipos de personalidades en la edad adolescente.